Cómo manejar un recorte o un cambio profesional inesperado

No importa si te despidieron, te quitaron un proyecto importante o te cambiaron de puesto sin aviso. Los cambios inesperados pueden sacudirnos fuerte. Aquí hay algunas ideas para recuperar el equilibrio sin caer en el pánico.

1. Lo primero: aceptar el golpe

  • Es normal sentir enojo, miedo, tristeza o incluso alivio. No necesitas “superarlo rápido” ni fingir que estás bien.
  • Darte permiso de sentir las emociones, nombrarlas y procesarlas, ya que es el primer paso para salir adelante. Si no quieres sentirlas, sugiero que vayas con un profesional o realices actividades que sabes que te funcionan para liberarlas. Las emociones reprimidas nunca acaban bien.
  • A veces, sentimos muchas emociones al mismo tiempo, algunas incluso contradictorias, poco lógicas o «no permitidas». Aquí, nombrarlas y aceptarlas suele hacer que sintamos mucho alivio desde el principio. Algunos ejemplos: ansiedad por el futuro profesional, alivio por tener todavía trabajo seguro si es el caso, culpa porque tus colegas no, decepción por la dirección que parecen tomar las cosas, enojo porque las cosas no están resultando como esperabas. La lista es larga.
  • Una señal de que estás aceptando lo que es, es hacer una revisión de tus finanzas personales. Siempre es importante saber cuánto colchón tenemos (le llamo «oxígeno») en caso de que tengas que aguantar sin empleo. Es un paso difícil de tomar, pero necesario para no sufrir innecesariamente por no tener claridad. También puede ser un momento de considerar a qué redes de apoyo les pediremos ayuda en caso necesario. Esperamos no usarlo, pero esa alternativa nos puede cambiar algunas decisiones, y es importante considerarlo desde el principio.

2. Baja la velocidad antes de tomar decisiones

  • No tomes decisiones grandes en los primeros días.
  • Habla con alguien de confianza, pero sin la presión de encontrar soluciones inmediatas.
  • Si tu cabeza está en bucle, escríbelo. Ponerlo en palabras ayuda a organizar los pensamientos.
  • Cuestiona los dramas internos: «esto arruinó mi carrera» vs. «esto es un obstáculo, pero puedo salir adelante».

3. Cuida lo básico: tu cuerpo también siente la crisis

  • Descansa. No dormir bien solo hará que todo se sienta peor.
  • Muévete. No necesitas correr un maratón, pero salir a caminar y ver el sol ayuda más de lo que crees. Eso sí, si puedes, la intensidad elevada del ejercicio da más beneficios, teniendo a veces el mismo efecto que medicamentos antidepresivos según estudios (no tengo las citas aún aquí, lo siento, pero sí los he visto). No siempre el ejercicio sustituye antidepresivos, también es una herramienta que se puede sumar a un enfoque integral de tratamiento
  • Come bien y toma agua. Parece obvio, pero en crisis es fácil olvidarlo.
  • Ponle un límite a la pantalla. Limita redes sociales, prefiere actividades que tengan un componente corporal (hasta dibujar, por ejemplo).

4. Pide ayuda si lo necesitas (y cómo saber si es momento)

  • Hablarlo con alguien de confianza ayuda, pero si sientes que no puedes avanzar, busca apoyo profesional.

Cuándo considerar un psicólogo:

  • No logras salir de la angustia o el malestar.
  • Sabes que esto está conectando con un tema profundo y personal, trauma o situación de la infancia que tratar (aunque «ya lo hayas visto en el psicólogo» antes)
  • Tu autoestima está en el piso y te cuesta ver lo que sí tienes.
  • Te sientes paralizado/a, aunque sabes que deberías moverte.
  • Evitas hablar con otras personas o el tema te genera ansiedad constante.

Cuándo considerar un coach:

  • Quieres salir adelante pero no sabes por dónde empezar o la incertidumbre te bloquea.
  • Sientes que necesitas estructura, guía y estrategia para tu siguiente paso.
  • Sientes confusión acerca de tu camino profesional y opciones de carrera.
  • Te sientes paralizado/a, aunque sabes que deberías moverte (sí, algunas se parecen).
  • Quieres apoyo para moverte con más seguridad.
  • Necesitas cambiar de perspectiva.

Cuándo considerar un psiquiatra:

  • La ansiedad o depresión están afectando tu día a día.
  • Tienes pensamientos de autodesprecio constantes.
  • No puedes dormir en absoluto o sientes una fatiga extrema sin razón aparente.
  • Has perdido el apetito por completo o has tenido cambios de peso drásticos en poco tiempo.
  • Nada parece hacer que te sientas mejor.

5. Recupera control con pequeñas acciones

  • No necesitas resolver tu futuro en un día, pero sí puedes recuperar algo de estructura.
  • Levántate a la misma hora, vístete, haz actividades que den orden a tu día.
  • Define un pequeño avance diario: actualizar LinkedIn, escribir a un contacto, hacer una lista de opciones.
  • No pasa nada si te tomas unos días para descansar. No va a cambiar el resultado y en unos días estarás más fresco/a. Date permiso.
  • Tampoco sirve correr sin sentido. La ansiedad de «tengo que hacer algo YA» puede jugar en tu contra.

6. Herramientas que ayudan (aunque suenen contradictorias)

  • Establece rutinas para sentir estabilidad, pero sé flexible si un día necesitas soltar la agenda.
  • Reflexiona sobre tu carrera, pero no te obsesiones con «qué hice mal».
  • Explora opciones sin cerrarte a lo que siempre has hecho, pero no necesitas decidirlo todo hoy.
  • Tómate un descanso, pero no te aísles.
  • Encuentra mantras que te den paz: Tengo las capacidades para resolver este problema. This too shall pass. Si la vida te da limones… No tengo que tener todas las respuestas ahorita.

7. Cuando el cambio no es un despido, sino una pérdida de posición

  • Pregunta: ¿me duele el ego o realmente afecta mi futuro?
  • ¿Este cambio cierra puertas o abre otras nuevas?
  • ¿Puedo redefinir mi rol o negociar mi próximo paso en la empresa?

… En crecimiento profesional – A veces no conviene resolver el problema, sino facilitar que otros(as) lo hagan

Las preguntas abiertas y con curiosidad (llamadas “preguntas poderosas” en coaching) pueden ayudar a resolver problemas. Funcionan de maravilla para comportamientos persistentes o cuando alguien recurre a ti frecuentemente para resolver un tema que deberían resolver por su cuenta. La próxima vez, en vez de dar una solución, pregunta:

  • ¿Qué es lo que te preocupa/incomoda/disgusta de esto? Para entender a la otra persona y que identifique sus resistencias.
  • ¿Cómo puedes hacerte cargo de que X suceda/no suceda?
  • ¿Qué necesitas hacer para evitar X?
  • ¿Qué consideras que pudiste haber hecho diferente?
  • ¿Qué tienes que hacer para tener X impacto en vez de Y impacto?
  • ¿Qué ideas se te ocurren para atender esto?
  • (si contestan con «no se puede porque») OK, entiendo, eso no puedes hacer. ¿Qué  puedes hacer?
  • ¿Qué necesitas pedir a X para que eso suceda?
  • ¿Qué sugieres?

Lo importante no es obtener la respuesta correcta o que la persona llegue a la respuesta que esperabas. Lo importante es que la otra parte descubra una respuesta (aunque imperfecta) que le funcione, que esté dispuesto(a) a poner a prueba, y que se vaya formando en el camino de hacerse estas preguntas para agilizar su resolución de problemas.

¿En qué situación a la que te enfrentas esta semana consideras que te serviría usar preguntas poderosas?

LinkedIn – ¿Qué sí y qué no postear?

Sabemos de la necesidad de tener presencia en LinkedIn, para lograr visibilidad entre colegas, en la industria y ante reclutadores u otras oportunidades y formar la ya tan conocida «marca personal». ¿Pero cómo? ¿Qué tipo de publicaciones te suman y cuáles pueden restarte? Abajo tienes una breve guía, y cabe aclarar que esta es mi opinión, como alguien pasa algo de tiempo en LinkedIn, que siente que la red se está diluyendo, y sí, que aunque no soy perfecta, intento ser crítica con mi propio contenido.

Disclaimer: Claro que hay personas que podrían estar en desacuerdo con lo que presento (¡es una opinión!) pero lo que verdaderamente importa y es indiscutible, es que conozcas a tu audiencia. Si tu audiencia es de memes… date 🙂 conozco empresas que tienen una excelente marca empleadora porque trabajan con mucho talento recién egresado, ¡y lo están haciendo muy bien! Como mi experiencia y audiencia es de ejecutivos/as que generalmente tienen poco tiempo y que tienden a lo analítico, verás mis recomendaciones sesgadas hacia allá.

La regla general es que quien se supone que te debe estar leyendo pueda decirte genuinamente «gracias por postear esto». Eso será algo distinto para cada tipo de audiencia.

Restan:

  • Memes, a menos que inviten a la reflexión, sean muy agudos, o vengan acompañados de un comentario tuyo que aporte valor a quien lo lea.
  • Mensajes motivacionales sin conclusión o sin que quede claro «what’s in it for el lector/a». El típico «no sé quien necesitaba leer esto pero tú puedes». Tal vez es la grinch en mí, pero añadur un toque personal o un a conclusión puede rescatar algunos de estos memes. Algunos :).
  • La «indirecta a tu jefe/a». El típico «las personas no dejan al empleo, dejan a un mal jefe/a». Ten cuidado: ¿qué ganas, exactamente, posteando esto? Si tienes algo que decir, mejor ten una conversación directa, o considera cambiar de empleo.
  • Encuestas sin relevancia que solo buscan generar interacción. Desde «¿qué desayunaron por la mañana?» hasta «¿qué tanto necesitas aprender inglés?». No soy la única: este es uno de los mucho ejemplos que encontré que explican por qué son tan irritantes. Puede que ganes puntos de algoritmo con una encuesta de este tipo, pero detrás de las oportunidades siempre habrá un humano/a: mejor céntrate en compartir contenido que agregue valor e interese a tu red.

Neutro:

  • El humble bragging: Antes era LA forma de compartir éxitos, pero ahora hay tantos que pueden llegar a cansar. Humble bragging es algo así como «es un honor anunciar que blablabla (universidad, grado, trabajo), vamos a darle!». Si deseas anunciar un logro, busca aportar valor a quien te lee, o permitirnos conocerte mejor: ¿Por qué esa empresa o proyecto es especial para ti?, ¿alguna noticia de la industria que esté relacionada con tu cambio?, o ¿algo de lo que aprendiste en tu trabajo anterior del que te despides? Esos posts llenos de insights pueden llegar a ser muy interesantes.
  • Fotos con el equipo de trabajo o de convivios.
  • Posts corporativos genéricos. Esos que que se ve que fueron escritos por el Head of Comms de tu empresa para conmemorar un día que tal vez tú no conmemorarías por tu propia iniciativa y que no aportan contenido a la causa, pero que te pidieron que lo postearas para mejorar la marca de la empresa. Ceeero credibilidad. De nuevo, el punto es aportar valor al lector/a. Infórmame: ¿qué está haciendo tu empresa en el tema? ¿Qué tienen por aportar a la causa en cuestión? ¿Qué están haciendo el resto del año?

Suman:

  • Noticias no obvias del sector o artículos de opinión. Y aquí es muy subjetivo, lo sé. La clave es, conoce a tu audiencia. ¿A quién le quieres llegar y qué nivel de profundidad y análisis crees que prefiera? También, a una noticia «obvia» o básica puedes agregar tu punto de vista de un insider de tu industria, eso también es interesante.
  • Eventos a los que has asistido: Informa a las personas de los eventos o happenings de la industria. Es aun mejor si dices algo de interés respecto al contenido, asistentes, algo que hayas aprendido, etc.
  • Encuestas relevantes: Aquellas cuyas respuestas serán interesantes o van a generarle valor a las personas.
  • Logros personales que te «completan» como persona profesional: maratones, retos, capacitaciones, etc., pero sé selectivo/a. Ejemplo: para mí un K5 (aunque me cueste! hello propósitos de año nuevo!) no amerita ser subido a LinkedIn, pero para alguien que ha salido de una situación de salud, puede ser un gran anuncio que le da un tono positivo a la red y nos permite celebrar contigo. Criterio, pues.
  • Agradecimientos personales, cálidos y genuinos a colegas.
  • Cosas que parecen escritas por personas normales, no por el secretario de prensa de la institución más aburrida en la que puedas pensar.
  • Y lo que me encanta y que es lo que menos veo en RRSS: opiniones. Ten el valor de tomar una postura, de pensarla, argumentarla y presentarla. No tienes que tener una postura para todos los temas, ni con mucha frecuencia, pero sí sobre temas que son relevantes para tu carrera – como este post para mí, que soy asesora de carrera-. Haz a la gente pensar, reflexionar y cuestionarse con tus ideas, aunque no esté de acuerdo. Solo no caigas en clickbait: querer armar polémica solo por generar interacciones. La línea es delgada, pero piensa si de verdad le aportas algo a alguien, y qué impresión se va a formar de ti quien lea tu contenido. De nada sirve tener interacciones en LinkedIn si la percepción no es positiva.

Espero que te haya ayudado, y que te dé ideas de contenidos que puedes postear para mejorar tu marca personal.

Preguntas a YSN: No tengo carta oferta y quieren que firme. ¿Está bien?

Hola querida Yolí, cómo estás? Espero que todo vaya muy bien contigo 😊

Quisiera hacerte una consulta muy rápida: fíjate que una amiga está en un proceso de selección ahorita y la empresa a la que está aplicando quiere iniciar ya su contratación pero no le han dado su carta oferta laboral. Ella la pidió pero le dicen que por políticas no le pueden dar ese documento, sino que al momento de la firma de su contrato viene ese desglose, sueldo y prestaciones. ¿Está raro, verdad? ¿Crees que podría ser una red flag?

Hola!

Aquí te envío mi respuesta. Muchas empresas (en México) no tienen la costumbre de enviar la carta de oferta, y eso no necesariamente se debe a mala intención, sino quizás a ignorancia, aunque no es lo ideal.

Lo más importante ahorita es que tu amiga no asuma que ya tiene el empleo hasta que el contrato esté firmado. Así pues, no debería tomar decisiones como rechazar otros procesos o asumir deudas como si ya tuviera el trabajo, porque se puede caer. Esto significa que, incluso teniendo una carta de oferta, no debería confiarse demasiado.

Por otro lado, sí deberían haberle dicho la oferta antes, al menos por teléfono. A veces te la confirman por correo electrónico y eso equivale a una carta de oferta porque, en realidad, tanto el correo electrónico como la carta tienen poco o ningún valor legal. La oferta por teléfono o carta debe contener detalles sobre los beneficios. Por ejemplo, no sólo decir «vacaciones». ¿Cuántos días? ¿Cuándo puede empezar a tomarlos? ¿Es necesario que tome algunos de esos días en ciertas fechas, por ejemplo, en Navidad? Esto es IDEALMENTE, pero de nuevo, muchas no lo hacen porque no saben de experiencia de empleado. Uno como empleado no quiere tener sorpresas, y la empresa lo que quiere es que ya empieces a trabajar y no ponen atención a cómo se puede estar sintiendo del otro lado 🙂 De nuevo, no siempre es dolo.

Cuando le comuniquen la oferta, entonces, idealmente le explican las condiciones con detalle , y preferentemente que sea teléfono (para dar espacio a preguntas) Y por correo electrónico después. Si no le han proporcionado toda la información, puede solicitar una aclaración (está en su derecho). Ojo, si la empresa es muy informal y no está acostumbrada a empleados/as más empoderados o exigentes, puede que no le guste. Esto sí podría ser un red flag. No necesariamente de que tienen malas intenciones con el contrato, pero del estilo de liderazgo y trabajo una vez adentro.

También, idealmente, esto debe suceder antes de firmar el contrato, porque de lo contrario, estará entrando un poco a ciegas a la firma. Podría estar dispuesta a ser exigente durante la firma si algo no le convence, pero idealmente son momentos diferentes: no querrías comenzar tu nuevo trabajo negociando duro en la firma del contrato, aunque puede que no le dejen otra opción si no están comunicando las cosas con transparencia.

Lo que sí es normal es que las empresas te pidan leer y firmar el contrato en el lugar. Honestamente, no tendrían por qué hacerlo hacerlo, pero es bastante común, y seguro no va a faltar la que no quiere que lo vayas a consultar con un abogado, pero serán las menos las que lo hagan por eso. La mayoría solo están viendo su lado del trámite.

¿De qué debe cuidarse?

  • De que se le escape algo, ya que no tiene las condiciones por escrito antes y va a leer y firmar todo el mismo día, si está nerviosa, puede ser mucho al mismo tiempo.
  • De firmar algo ambiguo o cuyas implicaciones no comprenda. Debe leerlo con mucho cuidado y hacer preguntas si algo no entiende. Yo sí he llegado en algunos contratos a decir «ahh pero eso que me estás explicando no dice aquí, el significado de lo que está aquí es otra cosa», porque lo que importa no es como lo interpreten ellos normalmente en el día a día, sino como se interprete legalmente, y el texto de la letra es lo que cuenta. Pero cuando lo hice fue durante una negociación super amigable y más por decirles «oigan, parece que tiene una inconsistencia» que por ponerme ruda. Si no hubieran querido admitir eso, sí hubiera sido un red flag para mi. Y ahí lo que toca comparar es el riesgo de firmarlo, vs. el costo de no firmarlo. Dependiendo de qué tan delicado sea el tema, ella debe decidir qué tanto lo quiere empujar. Por ejemplo, como empleada, no me pongo picky en el tema de propiedad intelectual, aunque esos párrafos casi dicen que toda idea que se te ocurre remotamente relacionada con ellos les pertenece, entiendo que es una formalidad. No haría lo mismo como emprendedora, por ejemplo, porque quiero ser dueña de mi propiedad intelectual.
  • Otro riesgo: que no se sienta con la libertad de hacer todas las preguntas necesarias porque sienta (consciente o inconscientemente) presión para firmar. ¡Incluso sin mala intención de parte de ellos! Por ejemplo, la reunión estar programada para una hora, estar por terminar, y ella puede sentir presión. En este caso, y solo si el tiempo apremia, puede decir «me gusta leer lo que firmo con mucha calma, ¿me lo puedo llevar? Estoy segura que está bien, solo quiero leerlo con calma» o «crees que me podrías dar X tiempo más?». Aquí es necesario balancear su necesidad de tiempo adicional con no parecer demasiado desconfiada o insegura. Tampoco es un buen inicio para ella en el trabajo mostrar esa imagen.
  • O, lo que también es muy normal, que no todas las condiciones figuren en el contrato y tenga que confiar en la palabra de la empresa. Aquí ella debe decidir si confía o no (dependiendo de la etapa en la que se encuentre la empresa, esto puede ser comprensible, por ejemplo, las PyMEs no necesariamente tienen todo en papel), pero si ese es el caso, sí lo pediría por correo electrónico (puede solicitarlo como «recordatorio» para que no se le olvide, suena menos agresivo).

En ocasiones, las condiciones no están en el contrato, sino en las políticas de la empresa. Por ejemplo, vacaciones, puede que no todas estén en el contrato, pero si hay un documento de políticas, eso ya está más aceptado y es normal. ¿Por qué? Porque las empresas evitan poner todo en el contrato, ya sea porque tienen un template estándar, o para simplificar las cosas. Las entiendo, porque si pones algo (por ejemplo, vacaciones extra) pero no todas las condiciones, es muy difícil defenderse legalmente de cualquier situación, y sí hay empleados que abusan. Entonces, los contratos tendrían 200 páginas 🙂 Algunas otras, sí lo hacen para darte los menos derechos posibles, y eso es algo que ella tendrá que evaluar.

Seguro que esto no responde todas sus dudas, pero si tiene alguna más, puede contactarme directamente. La realidad es que con una lectura cuidadosa del contrato y haciendo preguntas de clarificación donde tenga dudas, debería estar del otro lado.